Felipe salió corriendo de aquella casa. Necesitaba ver a Tomasa, y asegurarse de que lo que le había contado esa tarde era lo que había oído. Corrió hacia la casa de los Sanchéz, ni siquiera se paró cuando escucho a Alicio llamándolo detrás de él.
Cuando llego a la casa, fue a la ventana de Tomasa, y como solía hacer, empezó a tirar piedrecitas. Y Tomasa se asomó.
-¿Que quieres rufián?
-Baja tenemos que hablar.
Y Tomasa bajo. Felipe se dio cuenta de que le había hablado muy bruscamente. Tendría que disculparse. Pero eso sería luego. Tenía que hablar con Tomasa. Hablar de los Montenegro.
-¿Que pasa?
-¿Ha comprado tu padre tierras de los Montenegro?
-Si ya te lo he dicho ¿A que viene ahora eso?
-¿Tienen los Montenegro tierras en Portugal?
-Creo que si. ¿Pero quieres decirme ya a que viene tanta pregunta? Y sientate de una vez que se te van a marear los pies
Felipe se sienta y se da cuenta de que no esta siendo racional. La mira. Y ve la preocupación en su rostro.
-Mi hermana en Portugal trabajó para los Montenegro.
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